La situación geográfica de nuestro territorio ha sido siempre una baza estratégica para la defensa. Prueba de ello son los numerosos ejemplos de castillos de distintas épocas que encontrará en su ruta.
En la carretera del Val Lamartinien, entre Cluny y Mâcon, no puede perderse la imponente fortaleza de Berzé-le-Châtel. Este castillo, estrechamente vinculado a Cluny, le seducirá con sus catorce torres y su châtelet de entrada, su capilla carolingia y sus jardines.
Para combinar los placeres del paladar con el descubrimiento histórico, visite el Castillo de Pierreclos. Pasee a su ritmo por los jardines, la torre del homenaje, la sala de armas, la cocina, las mazmorras... Tómese su tiempo para degustar los vinos madurados en las bodegas del castillo. Incluso puede prolongar su visita con una noche en una habitación de invitados en la suite de los Condes.
Más al norte, en la carretera de Tournus, otro castillo medieval fue muy influyente: el castillo de Brancion. Los señores de Brancion, muy poderosos en la región, estaban a menudo en conflicto con los monjes de Cluny debido a su posición estratégica entre el Saona, Tournus y Cluny. Es imprescindible visitar el castillo, el pueblo y su mercado y la iglesia.
No muy lejos, entre Cluny y la encantadora ciudad medieval de Saint-Gengoux le National, el castillo de Cormatin y sus magníficos jardines ofrece el testimonio más completo y mejor conservado del arte decorativo de la época de Marie de Médicis. Para Lamartine, Cormatin era "un lugar de atracción, arte y deleite". Rodeado por un amplio foso, el castillo, construido a partir de 1606, impresiona por la monumentalidad de sus fachadas de estilo militar.
Más al oeste, en el límite de la región de Charolais, descubra una de las mayores caballerizas privadas de Francia, obra maestra de la arquitectura ecuestre del siglo XVII: las Caballerizas Chaumont-Laguiche.
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